No he publicado mucho esta semana, pero eso oculta toda la investigación que he estado haciendo. Y lo que he aprendido esta semana es: cuando los multimillonarios se proponen "cambiar el mundo", es una forma de expiación. Estar en el lugar correcto en el momento adecuado con las habilidades adecuadas no te convierte en el administrador de la humanidad. No hay vergüenza en construir un oleoducto más eficiente, un gran coche o un mejor sistema operativo, y luego dar un paso atrás. El impulso de hacer más generalmente proviene de un vacío más profundo. Ninguna cantidad de influencia o innovación llenará eso. Solo Dios puede.
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