Los ciudadanos extranjeros ejecutan sistemas centrales en todos los gigantes tecnológicos de EE. UU. En un conflicto con sus países de origen, esas mismas manos tienen las claves de los datos privados, las ubicaciones y las comunicaciones de todos los estadounidenses. Todos sabemos dónde está su lealtad y no es la masa de tierra del centro comercial lo que los hizo ricos. Pocos discuten esto.