Es trágico y escalofriante que las mujeres ya no puedan ir solas a ningún lugar con seguridad. Los líderes occidentales débiles, despiertos, corruptos e impulsados por la ideología importan criminales y dejan que los delincuentes reincidentes deambulen libremente, mientras que los jueces se niegan a procesar. Las calles que alguna vez fueron seguras se han convertido en cotos de caza para los inocentes.
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