El hecho de que los cuerpos de los palestinos tuvieran los ojos vendados y las manos atadas demuestra que fueron torturados antes de ser asesinados. Israel ha entregado estos cuerpos a Gaza, y a las familias se les muestran fotos, una tras otra, tratando de reconocer a sus seres queridos. Los cuerpos muestran claros signos de abuso y tortura. Algunos son apenas reconocibles. Ver a las madres revisar estas fotos, buscando a sus hijos entre los muertos, es más que desgarrador, es una escena que captura la insoportable crueldad de esta ocupación y la profundidad del dolor que Gaza continúa soportando.