aproximadamente la mitad de las ejecuciones por brujería de Europa tuvieron lugar dentro del mosaico de estados del Sacro Imperio Romano Germánico. España e Italia, a pesar de la reputación de sus inquisiciones, vieron comparativamente pocos porque los inquisidores a menudo dictaminaban que la brujería era indemostrable. Tampoco todas las cacerías se dirigieron a las mujeres. En Islandia, 21 de las 22 personas conocidas ejecutadas eran hombres, y los juicios se centraron en especialistas en magia masculinos. en el apogeo de la caza alemana, Bamberg incluso construyó una prisión dedicada a las brujas en 1627 llamada Malefizhaus.