Lo que es difícil de asimilar es que la catástrofe de El Fasher no ocurrió de la noche a la mañana; la ciudad estuvo sitiada durante más de 500 días, sus rutas de suministro, ayuda humanitaria, alimentos y combustible bloqueados por las RSF. La arena caliente manchada de sangre cuenta la historia de vidas perdidas no solo por los bombardeos sino también por el hambre, las enfermedades y la falta de atención médica. Durante más de 500 días bajo asedio, los civiles mueren de hambre y en masacres. 260.000 atrapados, niños mutilados o asesinados, hospitales destruidos, arena empapada de sangre. ¡Salva Sudán!