En este día de 2008, Satoshi Nakamoto reveló el libro blanco de Bitcoin a la lista de correo cypherpunk. Puede que no se hayan dado cuenta, pero esas nueve páginas continuarían remodelando el futuro de la libertad y la cooperación humanas. Satoshi propuso un sistema de efectivo electrónico peer-to-peer, pero lo que finalmente desataron fue mucho más que eso. Fue una reinvención de la dinámica de la confianza: un sistema que permitió a los participantes distribuidos geográficamente y naturalmente desconfiados llegar a un consenso, incluso en los entornos más conflictivos. Si bien dicha cooperación anteriormente requería una supervisión centralizada, el sistema de Satoshi lo logró sin intermediarios confiables que históricamente han sido susceptibles a la corrupción, la manipulación y la explotación. Por supuesto, Bitcoin no fue el comienzo. Fue la culminación de décadas de trabajo en sistemas distribuidos, sistemas monetarios descentralizados e investigación de cifrado. Sin embargo, creemos que su documento técnico y su posterior lanzamiento serán recordados como un momento decisivo para la humanidad y marcarán el comienzo de modos de organización más adecuados para el mundo conectado digitalmente que habitamos hoy. Logos se basa en los hombros de Satoshi y de todos aquellos antes y después que creían que los avances tecnológicos pueden alterar el statu quo, por muy arraigado e imposible que pareciera superar ese statu quo. Así como Bitcoin demostró que el sueño de la transferencia de valor autosoberana era posible, Logos lleva la antorcha. Preguntamos: ¿Por qué no podemos construir instituciones enteras, marcos de gobernanza completos y sociedades enteras en la misma infraestructura que Bitcoin, sin pedir permiso y sin guardianes centralizados y corruptibles? Esto es importante porque las fallas de estos sistemas centralizados se están convirtiendo en la norma. El viejo sistema se está fracturando bajo las presiones de problemas transnacionales como pandemias, cambio climático, redes terroristas globales y otros. Y los síntomas de este colapso son cada vez más prominentes: la crisis financiera de 2008, las primaveras árabes, la erosión continua de la sociedad civil, la proliferación de noticias falsas, la corrupción familiar orquestada por las instituciones financieras más poderosas del planeta... y podríamos seguir. Logos dice: No hay que esperar a que la reforma venga desde dentro de un sistema incentivado para defenderse de la reforma. Puedes construir en paralelo. Puede crear instituciones alternativas que sirvan mejor a sus usuarios reales, no solo a unos pocos de élite. Y puedes salir a ellos. Si alguna vez se ha sentido excluido de la oportunidad por el sistema heredado, únase a nosotros. Si cree en la libertad de asociación, la propiedad de los datos y la gobernanza por consentimiento, construya con nosotros.