El desastre de la identificación digital de la India es una advertencia para el mundo. Más de mil millones de personas se vieron obligadas a utilizar un sistema biométrico que vinculaba alimentos, pensiones y atención médica a una única identificación digital. ¿El resultado? Una crisis humanitaria. Los delincuentes piratearon y clonaron identidades, dejando a las familias hambrientas, a los ancianos sin pensiones y a los enfermos rechazados de los hospitales. Solo en un estado, dos docenas de personas murieron de hambre después de que se les negaran las raciones debido a fallas en el sistema. Millones de cuentas falsas desviaron fondos destinados a los pobres, creando un mercado negro de identidades robadas. Vendido como "seguro", se convirtió en una herramienta de control y explotación. Cuando la supervivencia depende de una sola identificación, una falla, o un pirata informático, puede borrar su acceso a la vida misma. Esto no es progreso. Es un modelo para la distopía.