El ETF latinoamericano ha subido un 42% en lo que va del año, superando significativamente al S&P 500. La región está experimentando una profunda transformación estructural. El Salvador y Argentina han estado liderando la carga, mientras que Bolivia está experimentando actualmente un importante cambio político y económico. Chile podría ser el siguiente, con las elecciones del 16 de noviembre que podrían indicar un cambio importante en el liderazgo. Muchos inversores todavía ven estos desarrollos como casos aislados, pero en mi opinión, nada podría estar más lejos de la verdad. Los países que muestran progreso no son solo historias de éxito individuales; están emergiendo como modelos cuyo impulso podría extenderse fácilmente por toda la región. América Latina está abierta a los negocios, y la administración estadounidense reconoce cada vez más la importancia de la región en el suministro de los recursos naturales críticos para los avances tecnológicos actuales y los esfuerzos de relocalización. A pesar de su desempeño reciente, la mayoría de las acciones latinoamericanas aún cotizan a relaciones P/E de un dígito medio a bajo. Es probable que se avecinan tiempos emocionantes, en mi opinión.