Los burócratas extranjeros no tienen ningún derecho a decir a los estadounidenses lo que pueden o no pueden decir. El intento de la Comisión Europea de censurar el discurso estadounidense es un ataque fundamental a nuestra soberanía. Estoy trabajando en una legislación para proteger el discurso estadounidense de la subversión extranjera. Estad atentos.