Mi hijo me preguntó sobre su fondo fiduciario. Le dije que termina cuando acaba la escuela. Sin calificaciones, sin dinero. La expresión en su rostro fue de horror. Fue entonces cuando le solté la frase que me dio mi madre: “El pájaro muerto bajo el nido nunca aprende a volar.” Ese miedo lo llevó hasta Harvard. El derecho arruina la ambición. Lo arranqué temprano.
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