Los líderes de D.C. aceptaron el crimen como inevitable, pero Trump no. Actuó, y los resultados son innegables: 7 días seguidos sin un homicidio. Eso prueba que el crimen no es inevitable; es el producto de un liderazgo débil y sin agallas. Y por eso la izquierda está molesta, no porque la Guardia fracasara, sino porque expuso a los demócratas como líderes fracasados.
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