En septiembre de 2006, un fondo llamado Amaranth, irónicamente nombrado así por una flor que "nunca muere", tuvo que cerrar después de perder cerca de 7 mil millones de dólares en unos pocos días, la pérdida más impresionante en la historia del trading hasta ese momento. Pocos días antes, la empresa hizo una declaración en el sentido de que los inversores no debían preocuparse porque tenían doce gestores de riesgo: personas que utilizan modelos del pasado para producir medidas de riesgo sobre las probabilidades de que ocurra tal evento.
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