Cuanto más viejo me hago, más me doy cuenta de que la confianza no se trata tanto de saber que ganarás, sino de saber que te recuperarás incluso si no lo haces. La verdadera confianza se construye sobre la resiliencia. La adaptabilidad. La tolerancia a la incertidumbre. El miedo pierde cuando aceptas que el fracaso nunca es definitivo.