Durante 738 días, Rom Broslavsky fue mantenido como rehén por la Yihad Islámica Palestina. Soportó golpizas, hambre y tormento psicológico. Su madre, Tami, compartió detalles sobre los horrores que Rom experimentó en cautiverio. Le tentaron con comida para que se convirtiera al Islam, pero se negó, aferrándose a su identidad judía.