No es que se necesitara ninguna prueba, pero todo este alboroto sobre el salón de baile de la Casa Blanca es otro ejemplo perfecto de cómo los medios falsos operan como una pura máquina de propaganda que teje narrativas. Todo lo que ahora están gritando no solo era de conocimiento público, sino que fue compartido y visto abiertamente por millones. Y, sin embargo, pretenden que fue algún tipo de operación secreta a medianoche de la que nadie sabía. Realmente no puedes odiar a los medios lo suficiente.