Veo a muchas personas optimizando sus vidas en torno a eventos: vacaciones, nacimientos o algún hito futuro como el día en que estén semi-jubilados. La verdad es que optimizar tu día promedio, ordinario e incluso aburrido es el camino más fácil hacia la felicidad. La gente puede pasar meses preparándose para unas vacaciones de dos semanas mientras descuida por completo su vida cotidiana. Evitan pensar en sus pasiones o comprometerse con algo nuevo que podrían hacer todos los días o cada semana. El dinero puede cambiar mucho, pero principalmente cambia cómo experimentas los eventos (un mejor hotel, un yate, clase ejecutiva en lugar de económica) en lugar de cómo vives tus días normales. No necesitas millones para encontrar un hermoso parque para pasear con tu pareja, o para comprometerte con un deporte que siempre has querido probar. Es contraintuitivo, pero deberías diseñar tu vida cotidiana de tal manera que ni siquiera quieras escapar de ella. Las vacaciones deberían ser una forma de ampliar tu mente o visitar un lugar con el que siempre has soñado, no una forma de escapar de tu realidad.