La verdad es que invertir en activos volátiles es una guerra psicológica. La mayoría de las personas pierden no porque estén equivocadas, sino porque no pueden soportar la incomodidad el tiempo suficiente para tener razón. La volatilidad pone a prueba la convicción de la misma manera que la vida pone a prueba el carácter, ambos recompensan a aquellos que se mantienen firmes cuando es más difícil. Todo esto es una prueba. No de inteligencia, sino de resistencia.