Hay una extraña paradoja que viene con elevar tus estándares. Dejas de permitir que la energía promedio te rodee y las conexiones a las que solías decir que sí solo para pasar el rato, pero que nunca se sintieron bien. Te hace más tranquilo y más enfocado, pero también un poco más solitario. Simplemente no puedes dejar de ver lo que se siente la paz. Y una vez que alcanzas ese nivel, cualquier cosa que no coincida con él se siente fuera de lugar.