En 1962, un comerciante de chatarra italiano llamado Luigi Lo Rosso estaba buscando en el sótano de una villa en la isla de Capri artículos para abastecer la casa de empeños de su familia en Pompeya. Entre el desorden, se encontró con una pintura sucia y descuidada. Pensando que no tenía valor de reventa, se saltó la tienda y la llevó a casa en su lugar. La esposa de Luigi limpió el lienzo con detergente doméstico, pero no le gustó, desestimándolo como poco más que "el garabato". Aun así, la pintura colgó en su hogar durante décadas, en gran medida ignorada y malinterpretada. En la década de 1980, el hijo de Luigi, Andrea, comenzó a estudiar historia del arte y notó similitudes entre la pintura familiar y las obras de Pablo Picasso. Sospechaba que podría ser un original, pero sus padres no estaban convencidos. Luigi no comprendía la importancia de Picasso y desestimó la idea. Años más tarde, tras una investigación continua y revisión de expertos, la sospecha de Andrea resultó correcta. La pintura era un Picasso genuino de la década de 1930, que representaba a la musa y amante del artista, Dora Maar. Una vez desestimada como inútil, la obra ahora está valorada en alrededor de 6.6 millones de dólares. Mira más fotos históricas asombrosas: