Recuerda que como sea que te jueguen o por quién, tu alma está solo bajo tu cuidado, aunque aquellos que presumen de jugar contigo sean reyes u hombres de poder. Cuando estés delante de Dios, no puedes decir: "Pero otros me dijeron que hiciera esto", o que la virtud no era conveniente en ese momento. Esto no será suficiente. Recuerda eso.
2.27K