Cuando era niño, hubo un momento que dio forma a mi forma de ver la lluvia y la vida en general: Estaba caminando afuera con un amigo que era años mayor que yo. De repente, comenzó a llover como loco, ese tipo de lluvia donde el cielo simplemente se abre. Hice lo que hace la mayoría de la gente: aceleré mi ritmo, casi corriendo, buscando un lugar para esperar. Entonces me di cuenta de que estaba solo. Mi amigo no había acelerado en absoluto. Me detuve y volví a él: - ¿Por qué no corres para salir de la lluvia? - ¿Por qué lo haría? - ¡Nos empaparemos! -¿Y qué? es solo agua. algo cambió en mí en ese momento. 'Oh, vaya, tiene razón, es solo agua. ¿Por qué estoy haciendo tanto alboroto al respecto?' Desde entonces, me ha encantado la lluvia. en realidad me encantó tanto que más tarde me mudé a la ciudad más lluviosa de Europa (s/o a Bergen, Noruega). todo por ese momento en el que un amigo me mostró que la mayoría de las cosas de las que huimos en realidad no valen la pena. PD: La lluvia y los truenos de hoy fueron hermosos.