Los primeros artistas de IA no eran ingenieros que buscaban soluciones, eran poetas con GPU. Miraron los resultados de GAN y no preguntaron "¿cómo mejoro esto?", preguntaron, "¿qué significa esto?" Al hacerlo, reformularon el aprendizaje automático como una herramienta no de lógica, sino de emoción.