¡Aprender a estar solo es una habilidad muy valiosa! Cuando somos jóvenes, también somos buenos en confiar nuestros secretos, anhelos y lamentos a las personas que nos rodean, pero con el tiempo nos damos cuenta de que, por más amigos que tengamos, cada uno está destinado a recorrer un camino de soledad, porque al crecer, te das cuenta de que todos comienzan a tener sus propias luces y cansancios, preocupaciones y opiniones, silencios y defensas, fortalezas y debilidades; nadie puede sostener completamente al otro. Muchas veces, es tu ansiedad, otros no pueden resolver tu felicidad, y otros tampoco pueden entenderla. Así que prepárate siempre para atravesar las tormentas solo; incluso la persona más cercana solo puede ser tu apoyo, no tu sostén. Uno vive su vida solo, soportando la mancha y cargando con la culpa, bebiendo el vino amargo y buscando una salida. Cuando las grandes olas se desbordan, ¡deseo que tanto tú como yo podamos forjar en este caminar y asumir la soledad, la agudeza suficiente para abrir el caos y iluminar el camino adelante!