La sobreproducción de élite ocurre cuando una sociedad produce demasiadas personas que creen que merecen un alto estatus. Para llegar allí, a menudo intentan alinearse con grupos genuinamente marginados para derrocar a las élites actuales y reemplazarlas. Muchas veces, cuando escuchas a alguien criticar en voz alta a las élites, lo que realmente estás escuchando es una audición para unirte a ellos, un intento de cooptar el sufrimiento de las personas que en realidad son maltratadas. Incluso si alguien nunca ha experimentado personalmente las dificultades, puede señalar la historia o las luchas de las personas que comparten sus rasgos y decir: sufrieron, soy como ellos, por lo tanto, deberías darme poder. Eso podría significar un lugar en una universidad, un trabajo en una empresa prestigiosa o algún otro puesto codiciado. Lo interesante es cómo este cambio del individualismo hacia la identidad grupal hace posible que alguien que solo ha conocido la riqueza y la comodidad sea recompensado, siempre que comparta algo en común con un grupo históricamente marginado. Mientras tanto, las personas que realmente han sido maltratadas pueden no obtener nada. Y, sin embargo, la gente parece sorprendentemente dispuesta a aceptarlo.