Fue solo otro jueves, mi día de llamada designado, cuando me conecté con alguien que ha estado siguiendo Stray Reflections durante años pero que aún no se ha convertido en un miembro pago. Lo que comenzó como una simple conversación se convirtió rápidamente en una exploración profunda de las preguntas más significativas de la vida. Hablamos sobre el equilibrio entre el trabajo y la vida, los patrones de la infancia que aún nos moldean y la compleja relación entre el éxito financiero y la realización espiritual. ¿Cómo sobresalimos en todas las áreas de la vida? ¿Está mal mantener metas materiales y espirituales simultáneamente? ¿Cuándo es el momento de liberar nuestra ambición? Exploramos cómo a menudo nos interponemos en nuestro propio camino, dándonos cuenta de que avanzar requiere dejar atrás la versión de nosotros mismos que nos trajo aquí. La fe y la creencia entraron en la conversación de forma natural, al igual que el recordatorio de que no estamos solos en este viaje y que Dios nos está guiando. La conversación no tenía una agenda establecida, pero fluyó sin esfuerzo, brindando conexión y claridad para ambos. Al final, hablamos de coaching y retiros, y se fue con un renovado sentido de dirección. Cuando comenzamos a hablar desde el corazón, las puertas se abren de maneras que no anticipamos. Estaba en el patio trasero con la puerta abierta. Después de que terminó la llamada, entré y vi a mamá sentada en el borde del sofá. "Hablas con tanta gracia, tus palabras llenas de sabiduría", dijo en voz baja. Me congelé por un momento, dándome cuenta de que mi madre acababa de presenciar una parte de mi mundo que nunca antes había visto. Fue el primer vistazo real que tuvo de lo que hago. Su voz estaba llena de admiración y pude ver que estaba profundamente conmovida por lo que escuchó. Me acerqué, me senté a su lado y le di un abrazo. Su amor, sus oraciones, su apoyo silencioso, todo se reflejó en mí en ese momento. Luego vinieron sus lágrimas, y en ellas, vi no solo un reflejo de lo que he logrado, sino la sensación de ser verdaderamente vista, su reconocimiento de en quién me he convertido. Ahora llevo diez años construyendo Stray Reflections, pero rara vez me he detenido a apreciar el viaje. El año pasado ha sido tan agitado que no me he tomado el tiempo para reconocer los hitos. Este momento con mi madre se sintió como una celebración que no esperaba, pero que necesitaba profundamente.
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