Una familia verdaderamente saludable no es aquella en la que uno escucha al otro, sino donde tú tienes tu vida y yo tengo mis límites. Lo que se llama autodiferenciación es que yo soy yo, tú eres tú, los papás son los papás. Puedo amarlos, pero aún así sigo mi propio camino, con mi propio ritmo y dirección. El amor de los padres, lo más importante, nunca ha sido cuán cercanos están, sino si no permites que alguien se convierta en una persona independiente. Y cuando esta diferenciación realmente ocurre, toda la familia respira aliviada.
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