En julio de 2017, #Bitcoin enfrentó una prueba definitoria. Durante años, la comunidad había estado dividida por una cuestión de escalabilidad. ¿Debería Bitcoin procesar más transacciones aumentando el tamaño de los bloques, o adoptar SegWit, una actualización de protocolo que preservaba la #descentralización mientras mejoraba la eficiencia? Pero el conflicto más profundo no era técnico. Se trataba de poder. Frustrados por los retrasos y el estancamiento político, la comunidad lanzó el User Activated Soft Fork. Fue una postura audaz por la soberanía del usuario y un desafío al control centralizado. A finales de julio, se activó el BIP91 con más del 80% de apoyo minero. SegWit se puso en marcha. Más importante aún, la red se mantuvo. Bitcoin demostró que su verdadera fuerza no radica en ningún grupo, sino en el consenso voluntario y la convicción cultural. No se dividió. Evolucionó. Un movimiento se convirtió en un sistema. Has visto por lo que Bitcoin luchaba. ¿Crees que la gobernanza activada por los usuarios todavía funciona hoy? ¿Por qué sí o por qué no?