Esto puede molestar a algunas personas, pero es algo que sucede todo el tiempo en esta industria, especialmente en el espacio de riesgo de cola. A menudo se ve que las instituciones estudian eventos de volatilidad pasados y luego intentan optimizar sus carteras en torno a esos eventos raros exactos. El problema es que los eventos raros sufren un dilema de tamaño de muestra. Construir una cobertura en torno a las anomalías de ayer generalmente se ve muy bien en un backtest, pero resulta ineficaz cuando los mercados reales cambian. Un ejemplo perfecto llegó después de febrero de 2018. Los inversores observaron Volmageddon, vieron que el VIX se disparó a los 50 y se apresuraron a agregar llamadas de VIX de bajo delta a sus programas de cobertura. Sobre el papel, esas operaciones se veían increíbles durante períodos de crisis como 2008. Luego llegó diciembre de 2018. Las acciones cayeron casi un 20 por ciento, el VIX ni siquiera llegó al 40 y muchas de esas coberturas no cumplieron. Esta práctica todavía está muy extendida hoy en día. Se asignan miles de millones de dólares a coberturas que en realidad son solo optimizaciones retrospectivas, creando bucles de retroalimentación estructural dentro del ciclo de volatilidad hasta que el mercado ofrece algo completamente nuevo.