El 6 de noviembre de 1935, un ingeniero llamado Edwin Howard Armstrong se presentó ante el Instituto de Ingenieros de Radio en Nueva York. Su artículo llevaba un título sencillo: "Un método para reducir las perturbaciones de radio a través de un sistema de modulación de frecuencia". Lo que reveló fue todo menos sencillo. Armstrong había inventado la radio FM, una forma de ofrecer sonido sin el crujido y la estática de la AM. Por primera vez, las voces y la música se podían escuchar con una claridad impresionante. Debería haber sido su triunfo. En cambio, se convirtió en su perdición. Armstrong no era ajeno a la invención. Ya le había dado al mundo el circuito regenerativo y el receptor superheterodino, tecnologías que hacían que la radio fuera práctica y confiable. Pero cada avance lo puso en conflicto con poderosas corporaciones: AT&T, Westinghouse y, sobre todo, RCA. FM amenazó el imperio de RCA. Habían invertido fortunas en AM y no estaban dispuestos a verla eclipsada. Armstrong construyó su propia red de FM en frecuencias entre 42 y 49 MHz, una revolución en ciernes. Pero en 1945, después de un fuerte cabildeo, la FCC reasignó la banda de FM a 88-108 MHz, lo que instantáneamente hizo que el sistema de Armstrong quedara obsoleto. Años de trabajo fueron borrados de un plumazo. Siguió lo peor. Las estaciones de FM estaban restringidas a una potencia más baja, lo que paralizaba su alcance. RCA impulsó la televisión en su lugar, mientras Armstrong se veía arrastrado a interminables y ruinosas demandas. Su brillantez fue enterrada bajo la presión corporativa y las batallas legales. El 31 de enero de 1954, a los 63 años, Armstrong, exhausto y roto, escribió una carta de despedida a su esposa, Marion. Luego bajó del piso 13 de su apartamento de Nueva York. Sin embargo, cada vez que sintonizamos FM, escuchamos su legado. Las notas claras de una canción, el tono limpio de una voz humana sin estática, ese era el don de Armstrong. Nos hizo silencio entre el ruido. La historia puede haber tratado de silenciarlo, pero su invención todavía habla por él.
74.75K